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Vivir con remordimientos va ligado a tu aventura

Una de las cosas curiosas que me encuentro constantemente en China (al menos en Changsha) es la abundancia de ropa en general (especialmente camisetas) con una sátira de frases acerca del positivismo, tales como “la vida es bella”, “un día sin sonreír es un día perdido” y demás mantras que son virales en la red y que personalmente los encuentro tediosos, no porque no sean verdad, sino porque los que tanto proclaman estos mantras generalmente son los que menos los pueden llevar a cabo.

En mi otro blog (Q.E.P.D.) escribí acerca de los efectos negativos de tanto positivismo, y de la necesidad de también recordar el negativismo y aquellas cosas que algunas veces nos hacen miserables, ya que sin éstas, la vida no está en equilibrio.

Constantemente cometemos errores, y para aquellos que ya se nos ha vuelto costumbre tomar decisiones radicales (tomar un avión y dejarlo todo atrás), nos invaden frecuentemente las dudas y las preguntas acerca de si hemos o no hecho bien; muchas veces estamos arrepintiéndonos de decisiones, pero que, en caso de no haberlas tomado, no estaríamos en donde estamos ahora.

Creo que esa es la clave de vivir una vida al máximo: sencillamente es tomar aquellas decisiones que creemos correctas, y con el paso del tiempo, evaluarlas, agradecer por haberlas tomado, arrepentirnos y perdonarnos. El mejor secreto para sentirnos en paz con nosotros mismos, es tomar decisiones; seguramente nos arrepintamos, o puede que no, pero el peor remordimiento que podemos tener es vivir con la constante idea de ¿qué hubiese pasado si…?

Dejo este link de una charla TED, acerca de la importancia de perdonarnos por aquellas decisiones de las cuales nos arrepentimos.

5 cosas de las que nos arrepentimos antes de morir

Lleva circulando hace tiempo un listado acerca de las 5 cosa de las cuales nos arrepentimos antes de morir. Según La Vanguardia, fue escrito por Bonnie Ware, y fue la conclusión que obtuvo al tratar con enfermos terminales. Pese a ser un listado mainstream, y que puede obtenerse fácilmente por Google, no deja de sorprenderme lo real que puede llegar a ser.

Constantemente me encuentro con personas que están atrapadas en una vida que no les agrada, sólo por el miedo a enfrentarse a factores externos. Los explico (según mi visión) uno a uno:

  1. Desearía haber tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí. ¿Cuántas veces nos ha pasado, especialmente con la familia? Es triste decirlo, pero muchas veces son nuestros seres queridos, los más cercanos, los que se encargan de “matar” nuestros sueños desde pequeños. En mi círculo de amigos, me he encontrado a más de uno diciendo “es que a mis padres no les gustaría que hiciese X”. También son nuestros amigos los primeros en limitarnos diciéndonos “tú no vales para eso”. Es difícil ser fiel a nuestras convicciones, pero también es una buena pista: cuando tienes a mucha gente en contra, tal vez es signo de que vas por buen camino. Vale la pena aclarar, que debemos observar quién nos lo está diciendo. 

    Si una oveja te dice que eres tonto, no hagas caso, vas bien; si un león te dice que eres tonto, vigila por donde vas; si un rinoceronte te dice que eres tonto, es porque lo eres”.

  1. Desearía no haber trabajado tan duro. Este es un clásico del día a día. En general damos por sentado de que viviremos lo suficiente para disfrutar de lo “ahorrado” durante estos años, y nos dedicamos a ser hormiguitas acumuladoras de bienes materiales, esperando con ganas a que nos llegue la pensión y sólo en ese momento, comenzar a disfrutar. ¡Yo lo veo como un craso error!. ¿Quién nos asegura de que no moriremos esta tarde? No tenemos ni nuestra vida, ni la de nuestros seres queridos comprada. El presente es valioso precisamente por su carácter efímero. Debemos ser capaces de buscar el equilibro de vivir cómodamente, disfrutando de nuestros amigos, de nuestra familia y de aquellos momentos que nos llenan el alma, y por otra parte, de trabajar lo necesario para nuestro posible futuro, sin perder la cabeza u obsesionarse con ello.

  2. Desearía haber tenido el coraje de expresar mis sentimientos. Todos lo hemos hecho, lo hemos visto, y lo hemos padecido; todos tenemos en el estómago palabras y sentimientos que ya no podemos expresar porque esa persona se nos fue, y que ya muy tarde las hemos gritado al viento. Hay dos palabras que cuestan tanto decir, pero que se enquistan si no las soltamos: “lo siento” y “te quiero”. Debemos aprender ahora a expresarle a aquellas personas que estimamos lo que sentimos, y no en frente de su lápida.

  3. Desearía haberme mantenido en contacto con mis amigos. Es un poco como el punto 3 y el 4. Damos por sentado que nuestros amigos estarán por siempre, y los vamos dejando a un lado, contando que siempre estarán allí, cuando realmente no es así. También en muchas ocasiones nos centramos en nuestro día a día, pasando largas horas en la oficina, sacrificando ese círculo de amigos. Es bueno recordar, y dejarlo visible en algún sitio, que cuando tengamos un problema, o necesitemos apoyo, no son nuestros jefes los que nos ayudarán (generalmente) sino serán nuestros amigos.

  4. Desearía haberme permitido ser más feliz. Olvidamos en muchas ocasiones que la persona más importante en nuestra vida somos nosotros mismos. Es egoísta, sí, pero si no nos queremos, no nos preocupamos por nuestro propio bienestar y por estar en paz, mucho menos podremos estar por los demás. Sencillamente, no puedes dar aquello que no tienes.

Este ha sido mi propio análisis acerca de las 5 cosas de las cuales, espero, no nos tengamos que arrepentir cuando nos encontremos en la recta final.

Dejo para cerrar, este vídeo que también habla sobre el tema, aunque lo trata desde otro enfoque. Espero que lo disfruten.