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Mi primera experiencia con el Couchsurfing en Beijing

Couchsurfing (ver definición en el link) es una experiencia que tenía pendiente, ya que no había tenido la oportunidad de viajar en plan “mochilero”, ni tampoco podía alojar a nadie en mi casa.

En Barcelona estaba vinculado a la comunidad de Couchsurfing sólo como intercambio de idiomas y conocí a algunos couchsurfers en las quedadas que se realizan en la web.

No fue hasta mi viaje a China cuando por fin pude disfrutar de dos días “de prueba” haciendo Couchsurfing.

Debo decir que al ser la primera vez tenía bastantes inquietudes, especialmente cuando sabes que te estás alojando en casa de alguien que te ofrece techo a cambio de que tú hagas lo mismo en el futuro, o al menos ayudes a los viajeros en su ruta (esta última parte ya la tenía cubierta).

En esta primera vez para los dos (mi compañera de viaje tampoco había participado de esta forma de economía colaborativa), la primera cuestión era saber cómo “garantizar” que seríamos recibidos. Nosotros buscábamos alojamiento desde el 21 hasta el 26 de febrero y después de varios contactos, finalmente el chico que podía alojarnos nos quedó mal a medias, pero nos podía alojar a partir del 23 de febrero; afortunadamente contactó con una amiga suya para alojarnos durante dos días mientras que este chico regresaba a Beijing.

La razón principal de tanto inconveniente no era otra que el Año Nuevo Chino. Al llegar aquí, nos enteramos que durante esta época, los que viven en Beijing marchan a sus pueblos de origen, y muchos otros vienen por primera vez a Beijing (lo hemos notado en los puntos turísticos, ya que es raro ver un extranjero, y en cambio, todos los turistas son del interior).

Familia de Couchsurfing
Para ser la primera experiencia de couchsurfing, no estuvo nada mal

A lo que iba: llegamos a la casa de nuestra anfitriona, y el trato duranto esos dos días fue de excelente hacia arriba. Era una familia de tres, y sólo ella hablaba inglés; allí nos dimos cuenta que nuestro nivel de chino tampoco era tan penoso, aunque necesitaba mejorar bastante. Al último día de hospedaje, nuestro couchsurfer original al final no pudo alojarnos y tuvimos que buscar un hostal ya que Melissa (la chica que nos alojó) no podía hospedarnos por más tiempo. Hicimos la reserva del hostal, y ella gentilmente al otro día nos ayudó a contactar con el taxi (que puede llegar a ser una odisea si no hablas chino, ya que muchas veces ni siquiera en letras chinas conocen la dirección) y nos despidió gentilmente.

Para ser una previa experiencia, he quedado bastante satisfecho, especialmente por la tranquilidad con la que marchas cuando sales a hacer turismo, y por la calurosa acogida de la familia. Ha sido una gran oportunidad para conocer desde dentro una típica familia china en Beijing (además, con la particularidad de ser musulmanes), además obviamente, por ser una manera económica de viajar.

En mi caso, estoy seguro que repetiré.