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5 cosas de las que nos arrepentimos antes de morir

Lleva circulando hace tiempo un listado acerca de las 5 cosa de las cuales nos arrepentimos antes de morir. Según La Vanguardia, fue escrito por Bonnie Ware, y fue la conclusión que obtuvo al tratar con enfermos terminales. Pese a ser un listado mainstream, y que puede obtenerse fácilmente por Google, no deja de sorprenderme lo real que puede llegar a ser.

Constantemente me encuentro con personas que están atrapadas en una vida que no les agrada, sólo por el miedo a enfrentarse a factores externos. Los explico (según mi visión) uno a uno:

  1. Desearía haber tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí. ¿Cuántas veces nos ha pasado, especialmente con la familia? Es triste decirlo, pero muchas veces son nuestros seres queridos, los más cercanos, los que se encargan de “matar” nuestros sueños desde pequeños. En mi círculo de amigos, me he encontrado a más de uno diciendo “es que a mis padres no les gustaría que hiciese X”. También son nuestros amigos los primeros en limitarnos diciéndonos “tú no vales para eso”. Es difícil ser fiel a nuestras convicciones, pero también es una buena pista: cuando tienes a mucha gente en contra, tal vez es signo de que vas por buen camino. Vale la pena aclarar, que debemos observar quién nos lo está diciendo. 

    Si una oveja te dice que eres tonto, no hagas caso, vas bien; si un león te dice que eres tonto, vigila por donde vas; si un rinoceronte te dice que eres tonto, es porque lo eres”.

  1. Desearía no haber trabajado tan duro. Este es un clásico del día a día. En general damos por sentado de que viviremos lo suficiente para disfrutar de lo “ahorrado” durante estos años, y nos dedicamos a ser hormiguitas acumuladoras de bienes materiales, esperando con ganas a que nos llegue la pensión y sólo en ese momento, comenzar a disfrutar. ¡Yo lo veo como un craso error!. ¿Quién nos asegura de que no moriremos esta tarde? No tenemos ni nuestra vida, ni la de nuestros seres queridos comprada. El presente es valioso precisamente por su carácter efímero. Debemos ser capaces de buscar el equilibro de vivir cómodamente, disfrutando de nuestros amigos, de nuestra familia y de aquellos momentos que nos llenan el alma, y por otra parte, de trabajar lo necesario para nuestro posible futuro, sin perder la cabeza u obsesionarse con ello.

  2. Desearía haber tenido el coraje de expresar mis sentimientos. Todos lo hemos hecho, lo hemos visto, y lo hemos padecido; todos tenemos en el estómago palabras y sentimientos que ya no podemos expresar porque esa persona se nos fue, y que ya muy tarde las hemos gritado al viento. Hay dos palabras que cuestan tanto decir, pero que se enquistan si no las soltamos: “lo siento” y “te quiero”. Debemos aprender ahora a expresarle a aquellas personas que estimamos lo que sentimos, y no en frente de su lápida.

  3. Desearía haberme mantenido en contacto con mis amigos. Es un poco como el punto 3 y el 4. Damos por sentado que nuestros amigos estarán por siempre, y los vamos dejando a un lado, contando que siempre estarán allí, cuando realmente no es así. También en muchas ocasiones nos centramos en nuestro día a día, pasando largas horas en la oficina, sacrificando ese círculo de amigos. Es bueno recordar, y dejarlo visible en algún sitio, que cuando tengamos un problema, o necesitemos apoyo, no son nuestros jefes los que nos ayudarán (generalmente) sino serán nuestros amigos.

  4. Desearía haberme permitido ser más feliz. Olvidamos en muchas ocasiones que la persona más importante en nuestra vida somos nosotros mismos. Es egoísta, sí, pero si no nos queremos, no nos preocupamos por nuestro propio bienestar y por estar en paz, mucho menos podremos estar por los demás. Sencillamente, no puedes dar aquello que no tienes.

Este ha sido mi propio análisis acerca de las 5 cosas de las cuales, espero, no nos tengamos que arrepentir cuando nos encontremos en la recta final.

Dejo para cerrar, este vídeo que también habla sobre el tema, aunque lo trata desde otro enfoque. Espero que lo disfruten.

6 tipos de personas conformistas que debemos evitar

Muchas veces estamos sentados en un escritorio, recostados en la cama, o simplemente con el computador viendo los timelines de las redes sociales, y preguntándonos ¿cómo podemos mejorar o cambiar nuestra vida? Porque sí, muchas veces estamos inconformes con ella. ¿Qué es lo que nos suele frenar para conseguir ese “mundo ideal” que siempre soñamos pero que no alcanzamos?

Suelen surgir siempre las mismas excusas: no tengo dinero, no tengo tiempo, tengo muchas responsabilidades, etc. Estas excusas no son más que autocomplacencias para mantenernos en una zona de confort y no movernos de ella.

Me llegó un tweet con los 6 tipos de personas en los cuales debemos evitar convertirnos:

  1. El irresponsable: siempre la culpa es de los demás, del entorno, del pasado, de las circunstancias. En estos últimos años ha sido la excusa perfecta para más de uno para no mejorar ni hacer absolutamente nada. “Es culpa de la crisis”, mantra repetido para la inmovilidad. Este tipo de personas evitan hacer un examen introspectivo y ver en qué falla y qué puede mejorar.

  2. El mimado: esa persona que cree que por tener algún título, o haber trabajado temporalmente en el pasado, merece que ahora todo le salga bien y si mayor esfuerzo. Las cosas deben ir bien porque él lo dice. No considera que el trabajo debe ser constante, y que el viaje nunca se detiene.

  3. El acosado: aquella persona que siempre tiene a “alguien” que lo atormenta, ya sea su jefe, sus padres, sus amigos. Es el “pobre de mí” que no puede levantar cabeza por culpa de los demás, ya que lo maltratan y no lo dejan sencillamente ser.

  4. La oveja: este tipo es muy común; lo vemos en esas personas que hacen lo que otros ya hicieron, perpetúan los métodos marcados por seguridad; esperan a que el camino esté allanado para seguirlo, sin arriesgar.

  5. El flojo: aquel tipo de persona que no surge más por pereza que otra cosa. Tiene ideas, muchas veces brillantes, pero no las ejecuta y prefiere seguir por el camino fácil y demarcado. En su boca están las palabras como “lo haré cuando el entorno sea favorable” o “ahora no, en un futuro”.

  6. El cabeza cuadrada: en las empresas se observa bastante; suelen ser los entornos en los cuales la innovación pasa a un segundo plano. “Siempre se ha hecho así” o “ así ya nos va bien”. Las personas que son “cuadradas” encajan en este tipo de entornos y luchan por mantenerlos; se niegan a romper esquemas y abogan por tener reglamentos y procedimientos que les permitan seguir un camino marcado.

Me siento identificado con uno y medio puntos, y sí, es un problema bastante terrible. ¿Por qué? Porque las excusas para no cambiar esta situación surgen rápidamente y ayudan a que el miedo paralice nuestros movimientos.

El primer paso, como en cualquier adicción o situación incómoda, es reconocer el problema y comenzar a ponerle punto final. En mi caso, hace ya cuatro años, un viaje a Francia me sirvió para darme cuenta que es posible realizar grandes cambios y lograr “cosas imposibles”. Este año, ha sido el viaje a Marruecos el que me ha recordado que los cambios no son puntuales, sino todo un proceso.

Haber conocido a Xavi y Carme (una pareja que le ha dado la vuelta al mundo tres veces) me ha servido para dar ese primer paso, que aunque pequeño, servirá para algo más grande (a nivel personal).

Dejo aquí esta entrada, con un video de David Cantone (de los muchos que tiene) que son una buena guía para despertar, sacudirse y empezar a darnos el gusto de hacer lo que realmente nos dicta el corazón.